Los 7 tipos de consumidor en productos de alimentación

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Uno de los perfiles registrados son aquellos consumidores que se basan en las marcas a la hora de comprar alimentos y bebidas; ya sea en canales tradicionales como las grandes superficies o en la distribución automática. Son fieles a las que consideran “sus marcas” y estiman que la información que transmiten es fiable.

Los indicadores de confianza del consumidor y confianza empresarial obtenidos por distintos centros de investigación nacionales confirman que, pese al descenso notorio del primer trimestre del año pasado tras la crisis, la confianza en la situación económica va recuperándose progresivamente.

En el contexto de esta mejora, surge el estudio “Mercado de alimentación desde la perspectiva del consumidor”, elaborado por AINIA Consumer, esclarece cómo es el perfil del consumidor actual; concluyendo con la existencia de 7 tipologías en función de sus hábitos de cocinacompra, tipo de alimentación y perfil psicológico.

Con una muestra de 3.238 consumidores de nacionalidad española, el barómetro surge con el objetivo de comprender un panorama completo de las preferencias del consumidor y su comportamiento frente a la empresa dedicada a la alimentación. Una información perfectamente extrapolable al ámbito de la distribución automática y a las máquinas de vending, destinadas en su mayoría al segmento de la alimentación y las bebidas.

Así, encontramos el consumidor saludable, un perfil creciente que practica deporte de manera asidua para mantenerse en forma, cuidan de su alimentación (aporte calórico, aporte nutricional…) y están preocupados por mantener una rutina alimentaria saludable. Psicológicamente, tienden a ser personas más positivas, amistosas y extrovertidas, y se esfuerzan por alcanzar una posición económica más acomodada. Por tanto, destinan gran parte del presupuesto doméstico a la compra de alimentos (estimando un mayor gasto para el año que viene).

Aquí, la mayor parte de su compra se basará en alimentos frescos, con opciones más light, “sin”, proteicos y ecológicos.

En segundo lugar, surgen los exploradores de ofertas, que buscan habitualmente productos rebajados o en promoción. Normalmente, cuando cocinan, lo hacen para otras personas y recae en él o ella la decisión de elegir la compra (que dependerá de las preferencias de los demás). Suelen ser usuarios más empáticos y con ganas de probar nuevos sabores; una experiencia que les produce placer; aunque no tienden a gastar grandes cantidades del presupuesto del hogar: los productos congelados y envasados ocupan gran parte de la compra.

Otro de los perfiles son los consumidores fieles a las marcas: aprecian las marcas y consideran que la información que comunican es fiable; la marca es un factor esencial en su decisión de compra, y no tanto el precio de los productos. Una tipología más tradicional, individualista y conservadora a la que le gusta ser el centro de atención y que se les reconozca su posición social. Respecto al gasto en alimentación, ha aumentado en comparación al año anterior, y esperan incrementarlo durante el año que viene.

A este perfil se suman los haters de la cocina: aquellos que cocinan poco y cuando lo hacen es por pura obligación. En ese sentido, los motivos más importantes son que el alimento o producto sea fácil de elaborar y rápido de cocinar; es decir, a penas consumen alimentos frescos y su cesta se centran en productos procesados, envasados y congelados. Psicológicamente, son usuarios impulsivos y que también buscan ese reconocimiento social. Los entrevistados confirman haber gastado en alimentación menos que el año pasado, pero, al igual que el resto de tipologías, estima gastar más en los próximos meses.

Normalmente, realizan pequeñas compras durante toda la semana, y se fijaran en la variedad de marcas y las ofertas.

Similar al anterior, aparece el cocinero por obligación: tampoco disfrutan de la cocina, pues consideran que su ritmo de vida no les permite destinar ese tiempo a cocinar. Lógicamente, los factores determinantes serán productos fáciles y rápidos de cocinar, que tengan buen precio y que guste a la mayoría de los miembros de la familia.

Tienden a ser personas más conformistas y tradicionales, prefiriendo las cosas conocidas. Por ello, no destinan gran parte de su rutina a informarse en temas de alimentación. Así, prevén gastar lo mismo que el año que viene, basando sus preferencias en la cercanía, el buen horario y la rapidez de compra.

El sexto perfil se basa en la cocina familiar; es decir, preparan las comidas para su familia y para ellas, por lo que a la hora de elegir qué cocina, es esencial que responda a todos los gustos. Otras características cruciales para su compra son que les apetezca, no repetir platos a menudo y que los ingredientes sean frescos.

Racionales y desconfiadas, suelen ser más introvertidas y prefieren tener momentos de reflexión y soledad; pensarán las cosas antes de tomar decisiones y de comprar. En cuanto al gasto, estiman gastar más en el próximo ejercicio, teniendo en cuenta la relación calidad precio y la proximidad.

En último lugar, hallamos al consumidor conservador: no suelen cocinar, pero cuando lo hacen, suele ser exclusivamente para ellos; por lo que, cuando sienten la necesidad de cocinar, buscarán opciones económicas, sencillas, y por ende, productos envasados. De ello se desprende un perfil más conformista y tradicional, que no suele fijarse tanto en las novedades como en los productos conocidos.

Según los consumidores encuestados, en  la mayoría de los casos, no serán ellos los que realicen la compra, y cuando lo hagan, se moverán por la costumbre y los precios más bajos.

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