Cómo se puede retrasar la aparición del Alzhéimer

Cómo se puede retrasar la aparición del Alzhéimer

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La SEN calcula que en nuestro país se diagnostican cada año unos 40.000 nuevos casos de esta enfermedad neurodegenerativa. Ante la alta incidencia de esta demencia, la investigación en su detección precoz y tratamiento es constante en las últimas décadas.

Un equipo de investigadores estadounidenses del Center for BrainHealth (Universidad de Texas y Universidad A&M) está estudiando la relación entre la frecuencia respiratoria durante el sueño y la función cognitiva. En concreto están analizando cómo una intervención sobre los ronquidos afecta a la salud del cerebro, arrojando su análisis que usar un dispositivo dental para los ronquidos puede retrasar la aparición del alzhéimer, según publican en la revista ‘Geriatrics’.

Los investigadores se basaban en que una buena noche de sueño desempeña un papel esencial en la regulación de la salud del cerebro al eliminar el material de desecho y las toxinas que se acumulan. Aunque hay muchas cosas que pueden perturbar el sueño, una de las causas más comunes son los ronquidos u otros problemas respiratorios que causan apnea obstructiva del sueño.

El equipo descubrió que la frecuencia respiratoria máxima puede utilizarse para distinguir a los individuos sanos de las personas con deterioro cognitivo leve y las que padecen la enfermedad de Alzheimer. También pudieron comprobar que un dispositivo dental para reducir los ronquidos mejora la función cognitiva de los individuos que sufren un deterioro cognitivo leve.

Estudio piloto con 18 personas

En el estudio piloto del equipo participaron 18 personas de entre 55 y 85 años con antecedentes de ronquidos. Alrededor de un tercio de los participantes tenía un deterioro cognitivo leve y otro tercio padecía la enfermedad de Alzheimer.

Para examinar la relación entre la frecuencia respiratoria y la función cognitiva de un individuo, los participantes durmieron en casa mientras unas grabadoras portátiles recogían datos sobre su frecuencia respiratoria, su ritmo cardiaco y sus ronquidos. Los médicos del Center for BrainHealth evaluaron la memoria, la función ejecutiva y la atención de los participantes.

El equipo descubrió que la frecuencia respiratoria máxima durante los periodos de sueño ininterrumpido puede diferenciar a los individuos sanos de los que padecen alzhéimer o un deterioro cognitivo leve.

«Observamos tres patrones distintos entre los grupos de personas, lo que significa que podemos buscar un patrón respiratorio que podría predisponer a los individuos a padecer demencia», afirma el doctor Emet Schneiderman, coautor del estudio y profesor del Departamento de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Odontología de la Universidad de Texas A&M.

La determinación de la frecuencia respiratoria es más barata y rápida que otras evaluaciones existentes para medir la función cognitiva de un individuo y podría ser una alternativa de prueba eficaz».

Los investigadores también analizaron si el aparato bucal ‘myTAP’, que se coloca en la boca por la noche para evitar los ronquidos, afecta a la frecuencia respiratoria y a la función cognitiva. Durante cuatro semanas, los participantes llevaron el dispositivo por la noche y los ronquidos disminuyeron.

Tras el periodo de intervención, la función cognitiva –especialmente en el ámbito de la memoria– dejó de diferir entre los individuos sanos y los que padecían un deterioro cognitivo leve. Esto sugiere que dormir mejor mejora la cognición en individuos con deterioro cognitivo leve.

«Si podemos introducir cambios significativos en los individuos con deterioro cognitivo leve, podemos retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer», afirma Namrata Das, que ahora es becario postdoctoral en el Hospital McLean de la Facultad de Medicina de Harvard.

Aunque el equipo no observó una diferencia general en la función cognitiva de los participantes con la citada enfermedad neurodegenerativa, los investigadores tienen la esperanza de que la intervención pueda funcionar.

A nivel individual, la mitad de los participantes con alzhéimer observaron mejoras en su función cognitiva. «La neurogénesis cerebral es un proceso lento, por lo que quizá estos individuos necesiten un periodo de tiempo más largo con la intervención para ver cambios cognitivos significativos», señala Das.

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